A medida que pasa el tiempo, la vida nos transcurre con experiencias, momentos, vivencias. Nos pone pruebas a pasar o repetir. Nos hemos realmente detenido a evaluar, ¿si cada una de esas pruebas, la hemos pasado con excelente puntuación? Hay vidas y pruebas más difíciles que otras, unas incluso nos dejan cicatrices, pero: ¿Qué muestra tu cicatriz?, cada vez que la ves; ¿Qué sientes?, hay dignidad, fortaleza, amor, perdón o bajas la mirada y recuerdas todo con pesar. Las mayores pruebas te pueden dejar un invaluable recuerdo y un excelente logro o puedes cargar para siempre con el dolor de ese momento.
Entonces, ¿cómo defines si pasas la prueba?, cuando la vida es una escuela sin notas, ni calificaciones. Esto lo defines tú. Si a pesar de todo lo vivido, por más difícil que sea, puedes mirar el pasado con perdón, vivir el presente como un regalo y avanzar al futuro con gratitud, estás avanzando. Que cada vez que te hagan daño, perdones y dejes ir. Que por cada mala palabra, bendigas y sueltes. Que por cada desprecio, mires con compasión el dolor del otro, el cual se proyecta hacia ti. Que levantes tu mirada y vivas con el corazón puro. Si te estás volviendo más noble, más sensible, más humilde, entonces estas pasando con éxito cada prueba. Recuerda que al final, lo que vales es tu corazón. Y si sientes que algo falta o algún vacío, solo mira hacia dentro y pregúntate: ¿De qué estoy llenando mi corazón?. La máxima puntuación siempre te la dará el amor.
Las mayores pruebas te pueden dejar un invaluable recuerdo y un excelente logro, o puedes cargar para siempre con el dolor de ese momento.
— Laura Raquel, Coach de Vida Holística